26 de marzo de 2009

¿Qué es la Autopoiesis? II


La autopoiesis, que es un atributo propio de todos los seres vivos, implica que estos se autoproducen a través de los mismos productos que los componen. El medio en que se encuentran sólo gatilla cambios que estaban pre-especificados en ellos. Por eso se dice que los sistemas vivos son sistemas cerrados (salvo al intercambio de materia y energía) y no reciben información desde el exterior. A pesar de que cambian permanentemente a lo largo de sus vidas mediante una relación de acoplamiento estructural con el ambiente, su organización nunca se pierde, sólo cuando mueren. Esta organización de la que estamos hablando es precisamente, la “organización autopoiética”.

Por otra parte, cuando definimos una unidad también estamos definiendo su ambiente, puesto que la interacción entre una unidad y su entorno toma la forma de mutuas perturbaciones estructurales. No importa cual sea la complejidad de la estructura del ambiente, esta solo manifiesta la relación que tendrá éste con cada unidad. Con este concepto, Maturana y Varela ofrecen una visión de la vida como una organización especifica de procesos físicos cuyo principal producto es mantenerse a si misma. Según ellos, la fenomenología de la vida es algo secundario que surge como consecuencia de esta organización autopoiética. Los componentes de la vida, entonces, se convierten en elementos físicos de esta organización.



Más sobre autopoiesis:
http://cerebroextendido.blogspot.com/2008/10/qu-es-la-autopoiesis.html

20 de marzo de 2009

Mujeres-Hombre ¿quién es el que hace las compras?

Interesante video acerca de cómo influyen los sesgos de sexo cuando se crean y comercializan productos.


15 de marzo de 2009

Bittorio de Varela y la manera en que surge el Mundo


 Francisco Varela, connotado biólogo chileno explica a través del artilugio llamado Bittorio (un modelo virtual), el momento en que surge un mundo para las diferentes operaciones de distinción que se tengan especificadas. No es tan simple de entender por lo que recomiendo leerlo un par de veces:

 “Para entender la estructura de Bittorio debemos imaginar una unidad o célula simple que puede estar sólo en dos estados, digamos uno o cero, o “activo” o “inactivo”. Se conecta una hilera de estas unidades elementales en una disposición circular. “Este anillo de autómatas celulares –nos dice– adquiere una dinámica cuando se lo activa en un estado aleatorio y se permite que cada célula alcance un estado actualizado en cada momento del tiempo de manera sincrónica.” “Supongamos –nos dice más adelante– que simplemente arrojamos este anillo en un ámbito de unos y ceros aleatorios, tal como una célula que se zambulle en un ámbito químico. Imaginemos que cuando una de las células del anillo se topa con una de ambas alternativas (0 y 1), el estado de la célula es reemplazado por la perturbación que ella encontró”. Pero, como esa célula está unida al resto de las células de Bittorio en un sistema circular, lo que ocurre después de ese encuentro casual indica el cambio (o falta de cambio) con que el sistema compensa esa perturbación. Ahora bien, dadas ciertas reglas de configuración interna inicial, el sistema, por ejemplo, producirá un cambio en la configuración ante una secuencia impar de perturbaciones en el mismo lugar; en cambio, cualquier secuencia par no producirá cambio alguno. “Así –concluye Varela- de todas las innumerables secuencias de posibles perturbaciones, este Bittorio escoge o señala en el medio ambiente un subconjunto muy específico, a saber: secuencias finitas impares, pues sólo estas secuencias inducen un cambio repetible en la configuración de Bittorio. En otras palabras, dada su regla, y dada su forma de acoplamiento estructural, este Bittorio se transforma en “reconocedor de secuencias impares”. Algo semejante ocurre para otros Bittorios con otras reglas. Uno de ellos, por ejemplo, sólo reconoce (sufre un cambio de configuración) ante una secuencia de dos perturbaciones: todo lo que no sea una perturbación doble en un lugar deja intacto a este Bittorio. Varela enfatiza que en estos dos casos específicos no se ha dotado a Bittorio con un programa para distinguir “secuencias impares” o “dos perturbaciones sucesivas”; en cambio, se han especificado una forma de clausura para el sistema y el modo en que el sistema se acoplará con un medio dado (reemplazo del estado de cada célula por la perturbación que encuentra en un ámbito de unos y ceros aleatorios). “El resultado –agrega– es que con el tiempo este acoplamiento selecciona o enactúa, a partir de un mundo de azar, un dominio de distinciones (“secuencias impares” o “dos perturbaciones sucesivas”) que tiene relevancia para la estructura del sistema. En otras palabras, sobre la base de su autonomía, el sistema selecciona o enactúa un dominio de significación”. Las distinciones que selecciona Bittorio indican las regularidades con las cuales co-varía Bittorio: “estas regularidades comprenden lo que denominaríamos el ‘mundo’ de Bittorio”. Y, “es manifiesto que este mundo no está pre-dado y luego es recobrado mediante una representación”. “No diseñamos a Bittorio para ser un reconocedor de secuencias impares”; simplemente se le ha dotado con una cierta dinámica interna y luego ha sido arrojado a un ámbito aleatorio. No obstante, dada la historia del acoplamiento entre la dinámica interna y ese ámbito, “secuencia impar” se transforma en una distinción significativa para Bittorio. Por esta razón, “decimos que el ‘mundo’ de Bittorio está enactuado a través de una historia de acoplamiento estructural”. “Bittorio nos brinda –concluye– un paradigma de cómo la clausura y el acoplamiento bastan para hacer emerger un “mundo” de relevancia para un sistema”.

6 de marzo de 2009

La Construcción de la Realidad V

Como ya hemos dicho, el proceso selectivo/constructivo de nuestra percepción, funda distintos mundos para observadores diferentes. Creamos así, una realidad propia de acuerdo a nuestra estructura perceptiva (EP) y a las distinciones que hagamos a través de ella. Por eso, en cada acto de distinción que realizamos, traemos un mundo a la mano. Un mundo diferente para cada observador, para cada distinción. Como señala Varela,

 

“En este acto primordial (la indicación), separamos formas que se nos aparecen como el mismísimo mundo. Desde este punto de inicio, afirmamos la supremacía del rol del observador que arrastra distinciones donde lo desee. Así, las distinciones trazadas que generan nuestro mundo revelan precisamente eso: las distinciones que efectuamos, y estas distinciones tienen que ver más con una revelación de donde está parado el observador, que con una constitución intrínseca del mundo que aparece, por este gran mecanismo de separación entre observador y observado, siempre fugaz. Encontrando el mundo que nosotros hacemos, nos olvidamos de todo lo que realizamos para encontrarlo como tal, y cuando lo recordamos, volviendo sobre nuestros pasos a la indicación, encontramos poco más que un reflejo de la imagen de nosotros mismos y del mundo… Nosotros, observadores, nos distinguimos precisamente distinguiendo lo que aparentemente no somos, el mundo. (…) El punto de partida de este cálculo (…) es el postulado de una diferenciación. Con ese acto primario de división separamos unas de otras las formas de los fenómenos que luego consideramos como el mundo mismo. Partiendo de esta posición afirmamos después la primacía del papel del observador que realiza sus distinciones según su arbitrio. Sin embargo, esas diferencias que, por una parte, engendran nuestro mundo, revelan empero, por otra parte, precisamente esto: las distinciones que hacemos y éstas se refieren más al punto de vista del observador que a la verdadera índole del mundo, el cual permanece siempre inabarcable a causa de la separación del observador y de lo observado y de lo observado. Mientras percibimos el mundo en un determinado modo de ser, olvidamos lo que hemos hecho para encontrarlo en este su modo de ser; y cuando nos remontamos a la primera posición, no encontramos ya más que la imagen reflejada de nuestro yo en el mundo y como mundo. Contrariamente a la opinión vastamente difundida, la cuidadosa investigación de una observación revela las propiedades del observador. Nosotros, los observadores, nos diferenciamos precisamente en virtud de la diferenciación de aquello que, por lo visto, no somos, esto es, en virtud del mundo.”

Los silbatos que utilizan los adiestradores de perros, nos proporcionan un buen ejemplo de la especificidad de nuestro sistema perceptivo y la manera en que nuestras realidades se relacionan con ellos. Asumamos por un momento que el sonido de estos silbatos constituyen efectivamente una clase de estímulos, de ahí que los perros lo perciban y puedan realizar algunas conductas según el tipo de pitido que emane del silbato. Podríamos decir entonces que son algo, por lo menos para los perros. Sin embargo, producto de las características físicas de este sonido, que dicen relación con una frecuencia inaudible para los seres humanos, dicho pitido no constituye un objeto perceptivo para nosotros, al menos no en el plano consciente. Nuestra estructura perceptiva no está especificada para percibir dicho estímulo.

 Ahora bien, si quisiéramos responder a la pregunta si existe o no tal pitido, deberíamos aceptar al menos dos respuestas, a) existe para quienes logran oírlos, los perros y, b) no existe para quienes no logran hacerlo. Tenemos entonces, que nuestros aparatos perceptivos son la puerta de entrada para el mundo en el que vivimos y funcionan como el criterio de validación ontológica por naturaleza. Claro está que siempre en un plano intrasubjetivo, puesto que cada estructura perceptiva permite validar sus propias percepciones. Cada estructura se valida a sí misma.


3 de marzo de 2009

Manual Para Resolución de Problemas

Aquí les dejo un manual para trabajar en Resolución de Problemas. Ha sido utilizado con bastante éxito en un Programa de Desarrollo de Habilidades Metacognitivas.